Cada vez hay más opciones alternativas al transporte público de siempre para moverse en días laborables, y la aparición de alternativas como Cabify han supuesto una oportunidad para aquellas empresas que buscan darle un plus a sus visitas y buscan algo más de elegancia y nivel en sus traslados o en los traslados de sus clientes. Sin embargo, esta irrupción tan repentina no ha gustado entre los taxistas.
Pero, ¿tienen razón los taxistas al quejarse de competencia desleal? Desde Cabify España siempre ha asegurado que son un servicio complementario al transporte público y se ven como una alternativa más como son los servicios de bici. Tiene claro que todas estas novedades son «buenas para la ciudad, porque cuantos menos coches particulares circulen por la ciudad, tendremos entornos más habitables y ecológicos”.
Así funciona Cabify
Cabe destacar que el funcionamiento de esta empresa se basa en que sus transportistas trabajan bajo un régimen de contrato mercantil de servicios, ya sean empresas o autónomos propietarios de flota de vehículos VTC. En ese sentido, Cabify no da de alta a autónomos, sino que estos ya se han constituido como tales antes comenzar su relación contractual. De esta manera, los empleados colaboradores no perciben un sueldo mensual, ni anual de carácter fijo, sino que tienen ingresos dependiendo de las horas que facturen los servicios realizados. Es decir, ellos no pueden estar en constante movimiento como un taxi.
Todo el funcionamiento de esta compañía se realiza a través de la App, donde el cliente puede elegir desde el tipo de vehículo que desea, hasta la emisora de radio que quiere escuchar. “Transformamos algo tan simple como un viaje en coche con chófer en una experiencia personalizada”, añade la responsable de comunicación.
Por esto se enfadan los taxistas
En el otro lado de la moneda, los taxistas han mostrado su enfado porque, a pesar de que desde Cabify no se consideren competencia, ellos se sienten en desventaja por las exigentes y caras condiciones que hay que cumplir para obtener una licencia taxista. Y es que para poder realizar este trabajo, hay que comprar una licencia que vale en torno a los 150.000 euros, mientras que los chóferes de Cabify, según este sector, pagan sobre 20.000 euros.
Además, según el sector taxista, su nueva competencia se aprovecha de un vacío en la ley ya que en teoría, al ser chóferes, técnicamente solo podrían recoger personas desde su lugar de origen y tras realizar el servicio volver a la base, no estar en constante movimiento como un taxi o esperar en posiciones estratégicas.
Con estos dos puntos de vista enfrentados, es por tanto complejo averiguar quien tiene razón en esta guerra del transporte. Realmente la diferencia entre un chófer de Cabify y un taxista de apie se encuentra en el tipo de servicio que ofrecen cada uno. Un taxi como servicio público puede estar en constante movimiento buscando posibles clientes, mientras que un chófer es un servicio personalizado. Deben esperar desde su base una petición de algún cliente, recogerle, llevarle al lugar acordado y volver a su lugar de origen hasta la próxima carrera.